Ana Haydeé Di Iorio es docente e Investigadora, especializada en Informática y Derecho, Defensa al Consumidor, Ontologías, Sistemas Operativos e Informática Forense. Marplatense de nacimiento, trabaja como instructor y perito Informático y dirige InFo-Lab, Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Tecnología en Informática Forense, organismo interdisciplinario conformado por la Universidad FASTA, la Municipalidad de General Pueyrredon y el Ministerio Público Fiscal de la Provincia de Buenos Aires. Tiene 43 años, y es también madre, hermana e hija. Entre todas aquellas cosas que podrían ayudar a definirla, y acercar el discernimiento sobre quién es, hay una particularidad en la que indagar: es ingeniera.

 

¿Qué es ser esa combinación entre mujer, madre, investigadora, hermana, docente, e ingeniera? Es esta la pregunta que el libro Matilda y las Mujeres en Ingeniería en América Latina intenta responder, a través de una publicación conjunta organizada por CONFEDI que reúne a 33 autoras de 7 países con un objetivo fundamental: visibilizar el rol de la mujer en la ingeniería y motivar a las jóvenes latinoamericanas para que puedan ver a esta carrera como una opción para su propio proyecto de vida. Es también motivación del libro problematizar el llamado “Efecto Matilda”, que refiere a la insuficiente valoración que sistemáticamente se hace de las mujeres en el campo científico y al escaso reconocimiento a sus contribuciones académicas (Rossiter, 1993), y también asociado al fenómeno por el cual las mujeres y sus aportes científicos se acreditan a los hombres o, directamente, se pasan por alto por completo. 

Es nuestra Directora de InFo-Lab quien tuvo la oportunidad de escribir un capítulo de este novedoso libro, y para profundizar en su trayectoria como ingeniera, la entrevistamos.

 

¿Cómo elegiste esta carrera?

-Empecé a estudiar en 1994, a mí me gustaba todo lo que tenía que ver con Ciencias Duras, como la matemática, la física. En cuarto año del secundario, tuve Computación y me encantó cuando vi la computadora, me enseñaron a programar y me pareció que todo la parte de la Informática era una mezcla de ambas.

¿Qué te llamó la atención de la Informática?

-Había materias como Inteligencia Artificial o Robótica que me encantaron del plan de estudios, pero en realidad no estaba muy al tanto de lo que iba a trabajar, me imaginaba un “Científico loco” que haciendo la tarea que realizo hoy en día.

¿Viviste obstáculos en tu carrera universitaria, por el hecho de ser mujer?

-En la carrera universitaria no los vi, no significa que no hayan estado. Tuve 2 situaciones específicas solamente, una en la que un profesor dijo que “No existía el femenino de la palabra Ingeniero”, no se podía ser Ingeniera en Informática, sino que eras Ingeniero, y el otro era un docente que era bastante machista y hacía comentarios desagradables.

¿Y en lo profesional?

-Cuando trabajaba en Tribunales, aun teniendo una jefa mujer, sí note dificultades, más que nada cuando estaba embarazada de 6 meses, que me hicieron viajar a otra ciudad en ese estado, y tuve que pedirle a mi mamá que me acompañe y me ayude con todo. Esas cosas de no entender que hay tiempo para todo, vos podes trabajar después de que tenes familia que es lo lógico, pero aun así hay cosas que es natural que no puedas hacer, como viajar en ese estado avanzado de embarazo. Es cuestión de empatía con el otro.

¿Tuviste alguna ingeniera que tomaste como referencia?

-La verdad que no, porque en ese momento no había un modelo de ingeniera mujer fuerte como para seguir. Mi modelo siempre fue Roberto Giordano, quien es el actual decano de la Facultad de Ingeniería en FASTA, él fue el que me mostró el camino que quería seguir.

En un sector de la tecnología generalmente asociado a los hombres, ¿Cómo ves el rol de la mujer?

-No tendría por qué estar asociado a los hombres, las mujeres son tan usuarios de la tecnología como ellos, somos las que tenemos que pensar herramientas para que puedan utilizar las mujeres. Me parece determinante poder ir llenando espacios y que cada decisión que se tomen sobre cualquier cuestión de tecnología podamos participar en ellas de la misma manera.

¿Qué crees que falta por mejorar en ese rol?

-Hay que cambiarle la cara, desmitificar el modelo de ver la tecnología y a los trabajadores de ella, que están más asociados a los primeros hombres que la usaban en los 70s, a lo que es hoy en día. Esta muy asociado a que es un hombre que mira todo el tiempo la computadora, y no es un ser sociable, lo cual no es así. Ahí es donde entra la mujer a hacer el cambio. Creo que naturalmente la mujer, por sus características propias, tiende a ser más sociable, mas organizada, más detallista. Ahí es donde se puede, por ejemplo ver en los diseños de pantalla, si estuvieran desarrollados por mujeres, ser más amigables que uno desarrollado  por un hombre. Hay muchos espacios, que con una visión femenina serían diferentes.

¿Cómo fue el proceso de pasar a ser directora del InFo-Lab?

-No me veía en ese rol sinceramente. El director en ese entonces era elegido por Ministerio Público Fiscal, yo trabajaba en el CATI, pero a la vez era la directora de los Grupos de Investigación de FASTA, y pensaron en mí, yo tenía más competencias a la hora de armar equipos o dirigir que son más propias de un Laboratorio de Investigación, pero no me lo esperaba.

¿Cómo convivís con el rol de autoridad, siendo mujer, cuando la mayoría son hombres?

-Yo creo que está bueno, porque otras chicas que estudian Ingeniería pueden ver que se puede dirigir un laboratorio siendo mujer rodeada de hombres. La mujer genera naturalmente, un ámbito de conciliación, de evitar conflictos, de generar un clima diferente de trabajo, que a veces un hombre puede llegar a ser más drástico ante determinados asuntos. La mujer, en general, tiene esa cosa de buscar de mejorar todo el tiempo, de que no vuelvan a pasar ciertas cosas, de conciliar, que en los hombres con los que me ha tocado trabajar no lo he visto.

Si hoy en día tuvieras que elegir otra carrera porque no podías estudiar Informática ¿Cuál hubieras elegido?

-En ese momento no tenía en mente otra carrera, pero hoy en día, me hubiera gustado estudiar algo de Filosofía o Sociología, me interesan mucho los temas de analizar las sociedades, las políticas, entre otras temáticas.

 

 

¿Cuál fue tu experiencia personal, a la hora de escribir Matilda?

-A mí me encantó, fue una experiencia hermosa, me sorprendió que me invitarán a participar en el libro porque no sabía que podía aportar, tenía que escribir lo que quisiera desde el rol de la mujer. No me inspiraba, y una de las cosas que me motivaron fue escribir de que uno pueda ser lo que quiera ser desde el lugar que quiera ser, sin importar el sexo ni nada, sino la pasión que uno le ponga a lo que hace, que en definitiva, eso es lo que te define la pasión.

¿Cómo pensaste el rol de la mujer para escribir tu capítulo?

-Lo pensé con una analogía de los Sistemas Operativos (SO) que hablan mucho de la administración de procesos, y que uno de los roles principales del SO es administrarlos, y eso es lo que una hace como mujer en su vida cotidiana, porque uno tiene una familia, un trabajo, entre otras cosas, y a veces te das cuenta que un rol pesa más que otro, y algunos son delegables.

¿Qué consejos les darías a las futuras profesionales en Ingeniería Informática? 

-Que no piensen que lo que van a elegir es lo que van a hacer el resto de su vida, todas las profesiones son mutantes, van cambiando con el paso del tiempo. Que su elección radique en la pasión, que a la hora de trabajar, lo hagan sin darse cuenta porque aman lo que hacen. Un consejo es que puedan hablar con alguien que ya se dedique a la profesión en cuestión, que pueda contarles las tareas, el ámbito de aplicación, la amplitud, entre otras. Ese contacto ayuda de guía para poder decidir lo que uno quiere hacer.